Correr Descalzo-Minimalismo-Barefoot Running.

Correr Descalzo, minimalismo, Barefoot Running, cualquiera de estos términos resulta válido para expresar esta forma de entender tu cuerpo y ponerlo en práctica durante la carrera. Cuando uno se adentra un poco más en este concepto, más que una forma de correr, se podría definir como una forma de vida: despertar tus sentidos mejorando tu propiocepción, minimizando impactos y acelerando procesos de recuperación en busca de nuevos límites físicos y psíquicos, todo ello iniciado desde los pies.

El objetivo no es correr descalzo, sino mejorar la forma de correr y con ello la posibilidad de desechar calzados deportivos actuales que quizás mermen nuestras capacidades sensitivas, optando por calzados más ligeros, flexibles, amplios, drop no superior a 4mm y sin soporte de arcos, que permitan una total movilidad del pie o hacerlo sin nada que evite el contacto directo de nuestra piel plantar con el terreno sobre el que nos desplazamos.

Estudio Biomecánico del Barefoot Running

En los últimos años he tenido la oportunidad de estudiar, analizar, tratar y validar en pacientes los efectos de esta corriente: mejora de la propiocepción, coordinación y desarrollo de músculos lumbricales e interóseos del pie que contrastaban en muchos casos con lesiones tipo metatarsalgias, periostitis tibiales y tendinosis. ¿Por qué estos contrastes en unos y otros?

Resulta imprescindible ser conscientes que para llegar a correr descalzo, existe un trabajo previo que requiere dedicación, análisis y estudio. Cuando vemos a un gimnasta profesional hacer ejercicios sobre una barra, anillas, potro o similar, parece estar volando debido a la naturalidad con la que ejecuta dichas figuras. No obstante, seguro que todos somos conscientes de la dificultad que acarrean estas maniobras y a ninguno se nos ocurriría colgarnos de una barra e intentar dar las mismas vueltas sin una preparación previa orientada por profesionales. ¿Por qué entonces sí está ocurriendo eso en el minimalismo?

Si me permitís una apreciación personal, el problema del minimalismo radica en que su extrema complejidad hasta alcanzar un estado de equilibrio se ve enmascarada por el hecho de que el gesto técnico resulta aparentemente sencillo.

¿Cómo no voy a ser capaz de correr descalzo y sobre la parte anterior del pie?

Al no ser ese el concepto, acabamos lesionándonos o simplemente perdiendo la paciencia, catalogando por tanto a este concepto como una simple “moda” sólo apta para cuatro “frikis” naturalistas.

Cada persona responderá y evolucionará de forma diferente al iniciarse en esta disciplina, pero se podría hablar de un período de varios meses y en determinados casos años hasta alcanzar una técnica adecuada. Repito, meses o incluso años. Eso no implica que las sensaciones y resultados aparezcan mucho antes, pero hay que ser pacientes y disciplinados.

Podríamos tomar como referencia la “Guía para correr descalzo-minimalista” elaborada por 2 corredores experimentados, los cuales merecen toda mi admiración y reconocimiento por su simplicidad y capacidad de transmitir al lector. Es por ello que la recomiendo encarecidamente a todo aquél que esté interesado en la materia (www.correrdescalzo.es/guia-para-correr-minimalista-y-plan-de-transicion-para-correr-natural-version-completa-ilustrada/). En ella se hace referencia a cómo iniciarse y qué técnica de carrera es la más adecuada, por lo que obviaremos este tema y nos centraremos en las 4 fases que establecen durante el proceso de adquisición de estas capacidades:

  1. Descubrimiento: conocer tu cuerpo y la forma en que se mueve. Requiere horas de estudio y análisis de conceptos teóricos que a continuación pondremos en práctica.
  2. Adaptación: hay que  romper el “silencio propioceptivo” que durante años nos ha ocasionado el calzado convencional.  Nacemos sin zapatos en los pies, ¿es necesaria tanta protección a todas horas? Ha llegado el momento de andar y correr descalzo, siguiendo una rutina y parámetros técnicos establecidos previamente bajo supervisión de profesionales en la materia.
  3. Transición: nuestros pies empiezan a despertar de su letargo sensitivo. Dominar el “pawback”, no estirar nunca a rodilla por completo , ejercicios como el “100up minor”, “100up major”, uso de calzado minimalista y validaciones constantes de si nuestra técnica de carrera es correcta nos irán acercando al cuarto y definitivo punto.
  4. Asimilación: tras meses de adaptación y transición, hay que preguntarse si todavía existen molestias a la hora de correr (si es que alguna vez las hubo).Fundamental saber diferenciar cuándo las molestias son producidas por la falta de adaptación muscular y cuándo se deben a una mala ejecución de la técnica de carrera. Las molesitas suelen ser debidas a un conocimiento erróneo de la técnica.

En definitiva: cualquier deportista debe ser consciente que toda actividad física supone un desgaste, una oxidación  y por tanto la posibilidad de lesionarnos. Este riego se minimiza cuando dicha actividad va precedida de conocimientos  y capacidades teorico-prácticas. Todo ello bajo la supervisión de profesionales especializados. Debemos formarnos al respecto pues las lesiones que presentará un corredor minimalista dista mucho de las de uno convencional y debemos conocer la esencia de esta técnica para su abordaje y tratamiento.

Manuel Pereira Domínguez.

Podólogo, Fisioterapeuta (colegiado 3.365) y Osteópata C.O. Experto en Biomecánica y Posturología.

Director de Centros Clínica Global, Centro Médico Viding y de la Unidad de Biomecánica Deportiva del Hospital Victoria Eugenia de Sevilla.

Deja un comentario